¿Quiere
un hijo exitoso? Déjelo fracasar
El Journal of Experimental
Psychology publicó el sugerente artículo “Want Students to Succeed? Let
Them Fail” (Liz Dwyer; Good Education, 16/03/2012) sobre el tema. Muestra cómo el
desempeño de los escolares mejora cuando padres y profesores asumen que errar
es una parte normal del aprendizaje. Investigadores de la Universidad francesa
de Poitier condujeron experiencias con tres grupos de alumnos franceses
de 6to grado, dándoles para resolver anagramas muy complejos. Le dijeron
al 1er grupo que aprender es difícil pero equivocarse es algo normal,
practicando se mejora, al igual que al aprender a montar bicicleta. Al 2do
grupo solo le pidieron que describan qué intentos hicieron para resolver el
ejercicio. Al tercer grupo no le dijeron nada; solo les dieron la tarea. En las
pruebas subsiguientes, los del grupo que recibió el mensaje de que es común
equivocarse se desempeñaron mejor y con menos ansiedad que los de los otros dos
grupos. Se hicieron dos experimentos más con ligeras variantes y los resultados
fueron similares. Los que no temen equivocarse aprenden mejor que el resto.
Reconocer las dificultades como parte crucial del aprendizaje es una
forma de romper el círculo vicioso en el cual las dificultades crean la
sensación de incompetencia, que se convierte luego en una interferencia para el
aprendizaje.
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Entre el Fracaso y la Imaginación
La autora del best-seller Harry Potter J.K. Rowling, tuvo a su cargo la conferencia anual de graduandos de la Universidad de Harvard y disertó el 5/6/2008 sobre “Los beneficios del fracaso y la importancia de la imaginación”.
Contó que la mitad de su vida se la pasó buscando ese incómodo balance entre sus ambiciones personales –y su deseo de estudiar literatura inglesa- y las expectativas de sus padres que esperaban que ella opte por un grado profesional para prevenir la pobreza. Eligió estudiar lenguas modernas.
Según las mediciones convencionales, los siete años que siguieron a su graduación fueron fracasos a escala épica. Un matrimonio que duró poco, madre sola y desempleada, sumamente pobre. Pero ese fracaso la benefició en la medida que la obligó a alejarse de lo irrelevante, dejar de ser lo que no era y orientar toda la energía a terminar el único trabajo que realmente le interesaba, que era el de ser escritora.
Claro que no es necesario llegar a ese nivel de fracaso para reaccionar, pero algún tipo de fracaso es inevitable a menos que uno viva con tanta cautela que termine vaciando su vida de toda emoción, en cuyo caso ese solo hecho ya implica un gran fracaso.
El fracaso que vivió le dio la seguridad interna que nunca tuvo por ejemplo cuando tenía que pasar sus exámenes. El fracaso le enseñó cosas sobre sí misma que jamás hubiera descubierto de otra manera. Descubrió que era más fuerte y disciplinada de lo que creía; también descubrió los tremendos amigos que la acompañaron en las buenas y en las malas que se convirtieron en un soporte invalorable. Ese conocimiento de sí mismo es un verdadero regalo, y aunque adquirido con mucho dolor, vale más que cualquier título que le hayan dado.
El segundo tema de su discurso trataba sobre la importancia de la imaginación. Aprendió a valorar la imaginación como esa cualidad humana única que permite visualizar lo que no existe y convertirlo en fuente de inspiración. Es un poder que permite tener empatía con los seres humanos cuyas experiencias jamás se han compartido. Lo experimentó trabajando en el departamento de investigación sobre África de Amnesty International en Londres, viendo horripilantes testimonios, documentos y fotografías que aludían a desapariciones, asesinatos y torturas en regímenes totalitarios. Uno en particular la impacto de quien por dar un testimonio dio pie a que el gobierno asesine a su madre. Imaginar ponerse en el lugar de todos ellos la conmovió muchísimo.
Muchas personas prefieren no ejercitar su imaginación. Escogen quedarse en las confortables fronteras de sus propias experiencias, sin conflictuarse nunca con la curiosidad de saber qué se sentiría haber nacido diferente de lo que uno es. Se puede escoger cerrar las mentes y corazones a cualquier sufrimiento que no los toca personalmente y con ello negarse a conocer…
A esas alturas de su discurso les preguntó a los graduandos de Harvard “¿cuánto de ustedes están dispuestos a tocar la vida de los demás? Su educación de alto nivel les da una oportunidad única pero a su vez responsabilidades únicas: la forma que ustedes escojan para vivir tendrá impacto en su gobierno, en su país y mucho más allá”.
Continuó diciendo “si eligen usar su estatus e influencia para alzar su voz en favor de aquellos que no tienen voz, identificarse con los débiles, retener su capacidad de imaginarse a sí mismos viviendo como viven los que no tienen sus ventajas, entonces vuestra existencia será motivo de orgullo no solo de sus familias sino de los miles y millones de personas cuya realidad ayudarán a cambiar. No se necesita para ello poderes especiales, basta con el poder que cada uno tiene de imaginar un mundo mejor”.
Muy asertivo, como docente en el nivel secundario, la exigencia te lleva a desarrollar las potencialidades y capacidades de tus estudiantes, por ello los estudiantes al encontrar calificativos desaprobatorios, encuentras en los padres una incomprensión, del porque están desaprobados y transmiten a sus hijos que fracasar es algo negativo, nuestra sociedad no entiende pero la experiencia me dice que los padres que saben reorientar esos "fracasos" al final sus hijos tuvieron éxito.
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